He tenido la enorme suerte, de poder compartir mi obra con dos geniales escritores cada uno en su estilo. Agradecido de que «Melodía para insomne» sea un poco, aunque sea un poquito, también de ellos. Y no voy a entrar en estilos literarios, porque ante todo me quedo con lo que son personalmente: Susana Pérez-Alonso y Pablo Aranda.
Susana Pérez-Alonso, o como yo la llamo, Su; la descubrí gracias a mi amiga Malú Porras. El primer libro que me leí suyo fue «Nunca miras mis manos», y es el libro indicado en el momento indicado. Aquel que te toca en el momento menos esperado y que te sientes protagonista. No sólo durante este tiempo me ha demostrado ser una mujer de bandera, firme en sus convicciones. Sino también, una persona siempre presente en todo momento, que quiero y admiro.
Pablo Aranda, ganador de una variada lista de premios nacionales o el prestigioso «Novela Málaga», siempre me lo imaginaba como alguien fuera de alcance. Por ese tópico que uno piensa: «yo soy un principiante, y los consolidados se encuentran jugando en otra liga«. Pero después su derroche de amabilidad cuando te lo encuentras en la Librería Proteo, o cuando nos recibió con una gran sonrisa en el Club de lectura de su última y exitosa novela «El Protegido», consigue que no sólo te gane como escritor, sino como persona.
A ellos dos, miles de gracias. Por dar un poco de sus letras a este proyecto personal, que de algún modo, han conseguido darme ese empujón espiritual, de seguir lanzándome a la piscina.