Murakami, recorriendo la senda del Nobel que nunca llega, con un estilo propio y bien definido. Aquel que nos ha traído un gran números de obras literarias y tiene tantos seguidores. Yo no.
La verdad respeto mucho a todos los escritores, yo mismo para hacer una obra tengo que sufrir sudores y lágrimas para conseguirlo; pero me tomo la licencia (porque me da igual que nadie me la otorgue), y digo abiertamente que no soporto a Murakami.
Creo que es muy sano, poder decir con total libertad que no aguantamos a tales escritores o estilos literarios, al igual que decimos que nos encanta algunos de ellos. No por hacerle la pelota a un escritor tan famoso, te va a conocer más, y te va a leer; y mucho menos lo hace un buen escritor. Eso mismo podríamos llevarlo a otros territorios literarios locales…
Conocí «Tokio Blues» como regalo que me hizo mi amiga y escritora Malú Porras, y yo que devoro cada libro de cada temática diferente que cae en mis manos, decidí que era el momento para poder descubrirlo. Para empezar, tampoco lo veo nada del otro mundo, un lenguaje normal, tampoco veo en él un Tolstoi. Todo basado en una cultura oriental en la que todo es oscuro, todo es tristeza, o que la poca alegría que podemos vislumbrar es por la tristeza de un acontecimiento. Triste, triste, triste, triste… en definitiva, que para poder leerse a este autor hace falta tomarse un diacepam o cualquier otro ansiolítico.