Suspirar es un acto que relaja cuerpo y mente. Que si mientras bostezar, es un acto de oxigenación del cerebro, suspirar oxigena el alma. El suspiro puede ser debido a la tristeza, a echar algo de menos, por melancolía…
Pero también podemos suspirar por otros menesteres, como por ejemplo, por placer, por erotismo, por sexo. Pero no sexo del que ahora estamos acostumbrados, y por la palabra sexo en sí, que nos confunde. Una caricia, una mirada, un susurro puede ser sexo. No el contacto genital y mínimamente espontáneo es sexo, a veces eso es tan efímero que se queda en «se».
Augusto López, Carlos Bolívar y Sandra Lara, nos traen con Mitad Doble ediciones: Pequeña enciclopedia de suspiros. Un libro de relatos, poesía, prosa poética; acompañado de fotografías, miradas, erotismo.
Cada uno de los artistas, en su modalidad, es un profesional y un experto en aquello que hacen. Me refiero a texto e imagen, más allá de ello, en el erotismo carnal, no cabe duda que son doctorados.
Nos llenan de suspiros por saber e imaginae más. Por llenarnos de placeres, de otorgarnos la posibilidad de tener entre nosotros un libro atemporal; como aquel que nuestros abuelos de los abuelos, ocultaban por su picardía. Pero esta vez, llenos de un amor incomparable, a la belleza.
En cualquier librería que se solicite podemos hacernos con un ejemplar. Y sinceramente, yo no lo dejaría pasar (suspiro).