Cansada ya estoy de nuevo, de untarme la melancolía como la fiebre para vencer a febrero y sus noches. Todas las noches.
Sin tener la certeza de saber lo que me ocurre. Pensando que con un suspiro viajaré con la brisa sobre la palma de mi mano. Eso sueño al no dormir.
Me asomo por la ventana hacia la lejanía que me tiñe la piel.