El amor, un bálsamo para el alma cuando es correspondido, pero una tortura cuando no es así. El llanto se vuelve el diálogo del dolor, la tristeza el semblante y lo que una vez, en tantas novelas, era el fin adecuado y que justifica todos los medios para conseguirlo; para el personaje es el camino del sufrimiento en cada una de las páginas .
El imperio Otomano que se enfrenta en la cruel (y desconocida para muchos) batalla de Lepanto. En la que el gran emperador español, se enfrentó de forma directa por el control absoluto de Europa y el Mediterráneo. Y ese gran acontecimiento, que marcó un antes y un después, hizo que cambiase el rumbo de los acontecimientos para una simple embarcación y una mujer.
Presina Pereiro, no nos intenta dar lecciones de historia, sino de vida. En la que después, de esa gran batalla naval, crea un personaje duro, con una personalidad sometida ante una cristiandad que se impone por la fuerza. Su maestría en las letras es algo que me llamó la atención desde el primer párrafo. Siempre, los escritores que se documentan en exceso, nos intentan volcar hasta la saciedad, de aquello que saben; pero en este caso no. Las pinceladas históricas, son únicamente para ambientarnos. La Sevilla capital que comercia con los vencidos, el dolor reprimido de los personajes, que son trasladados a una Málaga que se aprovecha de las desgracias ajenas; y en el centro de todo, ella: la mujer.
Yo, que adoro el papel de la mujer en la literatura, me enamoré del poder hipnótico del la forma de narración de la novela. Escrita de una forma muy personalista, me mostró qué pudo sentir la mujer de aquella época, en la que, arrancada de su mundo, es vendida, violada y sometida por otra cultura y por el hombre. Su mundo, desmoronado y sumergido en aquellos barcos perdidos en el mar, se sumerge además su futuro, su amor y su vestido de amor.
GRACIAS POR LA RECOMENDACION